3 PASAJES DE LA CULTURA WIXÁRIKA.
Códigos coloridos, imágenes y símbolos que emergen del corazón virtuoso de la cosmovisión Wixárika. En la cual, los seres humanos siendo elementos pertenecientes a un mundo vivo y en constante transformación, la madre naturaleza les platica sus historias y enseña las maneras para relacionarse con el espíritu de las lluvias, del venado, del fuego, del maíz; es decir los hace partícipes y responsables de las tecnologías naturales arcaicas para sostener la vida en el mundo que habitamos. A esta relación simbiótica entre la gente, sus antepasados y las fuerzas de la naturaleza le llamaron, “El Costumbre Wixárika”.
Marakame afirma la Vida contribuyendo mediante la difusión del “Costumbre” sagrado, construyendo puentes de comunicación mundial, para que quien posea una pieza inbuida de símbolos sagrados, sienta una conexión distinta con la vida al contemplar el arte Wixárika. Es así como cada pieza elaborada se vuelve un cuento, una historia, un pasaje, una huella de las historias que dan forma a la identidad luminosa de ser gente en el planeta.
Es asi entonces, desde donde situamos estas expresiones contemporáneas de símbolos sagrados “Wixárika”, para que en el mundo global resituemos el entendiento de pertenencia al tejido interconectado e interdependiente de los seres que formamos parte de la vida.
Las “Pinturas con Estambre” con altos requerimientos técnicos para su elaboración, son piezas exquisitas que constrastan en color y forma el testimonio vivo de la historia de los antepasados que dieron forma al mundo en que vivimos.
En esta pieza (200 cm x 70 cm), observamos 3 pasajes estacionales en la vida del ser “Wixárika”. De izquierda a derecha el autor Manolo Castro habitante de la comunidad de “Tateikie”, localidad de San Andrés Cohamiata, Jalisco- México; nos narra dos ceremonias vitales, la Fiesta del tambor “Tatei Neixa” y el canto para la cacería del hermano Venado”; mientras que al centro del observador se presenta “Takutsi Nacawe”, la bisabuela germinadora de la vida. En el diluvio mítico de la cosmovisión “Wixárika” ella salvo a una pareja de personas y formo el mundo en el que vivimos. Con su vara mágica hace lo que desea, así reprodujo la vida de la gente y ellos el maíz.
En el cuadro del canto para solicitar permiso de que un Venado se entregue en la cacería sagrada y nutra la vida de los ancestros, se muestra el “Calihuey” o “casa grande” templo mayor donde habitan las deidades ancestrales y donde los oficiales de la comunidad asumen sus cargos representando a los antepasados. Con la autorización de las deidades la vida del venado se extiende a los 5 puntos cardinales donde habitan los y las ancestras y desde donde reciben y se alimentan con la vida del noble hermano venado. Las ofrendas sagradas se presentan con el abuelo fuego “tatevarí”, las jicaras y flechas símbolos que no pueden faltar para completar los acuerdos del canto del Marakame. Con esto se asegura la vida de un ciclo nuevo para el mundo y la “tuutu” (peyote) aparece abundante en “Wirikuta” (lugar sagrado en San Luis Potosí) para que los niños y la comunidad tenga fuerza, vida y salud. Al término del compromiso un toro (animal sagrado) necesita ser ofrendado y sacrificado, alimento digno y sublime para la vida. El toro viaja con su aliento y se funde con la madre naturaleza renovando e integrándose a los ciclos de la vida...
Cuando llega el mes de Octubre y la cosecha de maíz se levanta la Fiesta del Tambor, “Tatei Neixa” es necesaria. La bendición del maíz y su relación con la vida de los niños y niñas de la comunidad, se manifiesta como un viaje en su sueño nocturno. En esta ceremonia el Marakame magicamente lleva volando a los niños y niñas hasta “Wirikuta”, donde los presenta con sus parientes deidades. Los padres y madres ayunan con el cantador para ser agradable a los ojos de las diosas y los dioses que los miran. La piel del hermano Venado “Maxa” que entregó su vida se usa sobre un tronco hueco, nombrado como “Tepu”(tambor) y suena en ritmos antiguos para acompañar la palabra del sabio “Wixárika” y sus ayudantes. De esta manera las futuras generaciones aseguran su parentela divina y su camino sagrado en el “Costumbre Wixárika”.
https://www.artemarakame.com/collections/esculturas
Los chamanes son comúnmente buenos actores, y Ramón estaba entre los mejores. Cuando el estado de ánimo le pegaba el actuaría los diferentes personajes y sucesos de una historia como se muestra en las imágenes, tomadas mientras el actuaba los papeles de dos archienemigos mitológicos, el brujo Kieri, también llamado “Árbol del Viento” (o Datura o la relacionada solanácea Solandra), quien engañaba a la gente haciéndola comer sus hojas alucinógenas, savia, y frutas, y Kauyumarie, el héroe de la cultura divina y Persona Venado, el aliado del peyote. Al final Kauyumarie gana la batalla, matando a Kieri con la quinta de cinco flechas. Pero Kieri no está realmente muerto; se transforma en su forma de planta y vuela a vivir entre los altos peñascos de la Sierra Madre.
“El era malvado, este Kieri, malvado. Desde el día que era un bebé era un engañador, malvado…”
“El bailaba ante la gente y la engañaba, diciéndoles que era bueno que lo comieran. Pero el no era bueno, el los volvía locos, de manera que pensaban que podían volar. Pero no podían volar…”
“Lo ves, era malvado, malvado. Y Kauyumarie lo miraba, viendo lo malvado que era. ‘Ah,’ decía, ‘ese Kieri es malvado.’”
“Viendo lo malvado que era, Kauyumarie le dijo al dios Sol, ‘Aprenderé todo lo que pueda sobre este Kieri, este malvado Árbol del Viento…’"
“Y Kieri vio a Kauyumarie, y whoosh, llegó una flecha y le dio en el lado derecho. ‘Ah,’ dijo, ‘Estoy muriendo. Me has dado con tu flecha.’ Pero Kieri no murió. …Otra flecha, otra, una cuarta…”
“Whoosh, vino otra flecha, la quinta. Y Kieri fue golpeado en el lado izquierdo, ahí, donde está el corazón.”
“Pow. Kieri murió, el cayó muriendo.”
“Muriendo, vomitó enfermedad. Kieri se transformó en el Árbol del Viento, sus brazos, su cuerpo, todo. El se convirtió en el Árbol del Viento, viviendo ahí en las rocas.”
Fotos: Peter T. Furst
Art of the Huichol Indians, The Fine Arts Museums of San Francisco/Harry N. Abrams, Enc. , Publishers, New York, 1978.
Por M.C. Javier Ignacio Martínez Sánchez
Quizá una ventana que permitió al mundo enterarse de la existencia de pueblos que poseían un tejido ínfimo con los elementos de la naturaleza y sus movimientos generadores de vida, fue el Arte. Los Wixáritari (huicholes) quienes habitan las barrancas escarpadas de la Sierra Madre Occidental en México (una región llamada el Gran Nayar[i]), son un pueblo de artistas.
Las primeras miradas al “arte” del mundo Wixárika (huichol) fueron registradas en el Siglo XIX por antropólogos como Carl S.Lumholtz, León Diguet, Robert M. Zingg y Konrad Theodor Preuss. Quienes recopilaron las primeras colecciones de obras que exhiben museos como el de Chicago, Nueva York, Berlín y París (bordados, tejidos, esculturas de madera y piedra, flechas y jícaras adornadas con chaquira) (Neurath, J., 2013[ii]).
Hoy en día el arte de los Wixáritari es conocido en todo el mundo, gracias en gran medida a la globalización, entre otros factores. Reconocidos investigadores de esta fascinante familia de símbolos y ritos han descrito con fineza la relación que existe entre la obra artística “viva”, los “ancestros deidades” (manantiales, picachos, cerros, plantas y animales), la organización social al interior de las comunidades, la arquitectura de sus centros ceremoniales y el modo de ver el mundo; es decir su cosmovisión.
La tradición Wixáritari más allá de sus descripciones conceptuales (las cuales nos ayudan como portadores de una cultura mestiza a abordar su mundo desconocido), es una extenuante actividad anual que involucra a miembros familiares (hombres y mujeres) del interior de sus comunidades a cumplir con un cargo tradicional. Dichos cargos son variados en tiempo, forma y función, por el momento no es nuestro objetivo describirlas, sino mencionar que son muy exigentes en su demanda de tiempo y esfuerzo. Cualquier persona que tiene un cargo tradicional, deja por períodos largos durante el año o años que dure el mismo, cualquier “actividad económica extra-hogar”. Tales como trabajar de jornaleros en la pizca de tabaco, como braseros en Estados Unidos y la misma producción de obras de arte moderno Wixáritari, como son pulseras, morrales, aretes, cuadros de estambre, collares y piezas ornamentales de chaquira.
La mayoría de las familias Wixáritari sino es que todas, están organizadas de tal manera que algún miembro ayude a sostener la realización de la tradición. Si a algún familiar se le asigna un cargo, los demás integrantes de manera solidaria contribuyen para solventar los egresos monetarios que esta actividad tradicional les ocasiona (compra de velas, listones, viáticos, animales para realizar ofrendas, gastos para realizar la cacería tradicional del venado, entrega de ofrendas en sus principales lugares sagrados que se localizan en distintos estados de la república mexicana de poniente a oriente y de sur a norte, además del centro, etc.).
De esta forma quizá ha sido como muchas mujeres y hombres Wixaritari se han convertido en artistas consumados, al emigrar a las ciudades principales del país y dedicarse casi exclusivamente a realizar obra y buscar medios para venderla. ¿Una estrategia para conservar la tradición?…
[i]Región que comprende porciones de los estados de Nayarit, Jalisco, Durango y Zacatecas. (Neurath, J., 2013)
[ii] La Vida de las Imágenes. Arte Huichol. Johannes Neurath. Primera Edición. CONACULTA. 2013